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Matitiahu 2:15 / De Egipto llamé a mi hijo


Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes.


La muerte de Herodes tuvo lugar no mucho tiempo después de una terribleenfermedad; los detalles de la cual se pueden encontrar en Flavio Josefo,Antigüedades, Libro 17. Capítulo 6. Párrafos 1, 5, 7 y 8.


De Egipto llamé a mi hijo.


La referencia es a la profecía de Hoshea (Oseas) 11.1  (ki naar Israel vaohabehu, umiMitzraim qarati libni) Cuando Israel eramuchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo, cuyo contexto literal claramente se refiere no al Mesías sino al pueblo de Israel en conexión con Breshit 46:4 Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver y Shmot 4.22 Israel es mi hijo,mi primogénito donde Israel es llamado “Mi hijo, Mi primogénito” (Bení Bejorí).Matitiahu aquí cita directamente del hebreo, apartándose de la Septuaginta, que presenta las palabras, evx Aigv up, tou metekal, esa ta . tek, na autv ou / (Ex Aigíptu metekálesa tatekna autú) "De Egipto he llamado sus hijos", queriendo decir a los hijos de Israel.


Ahora, las dos precedentes citas del Tanaj hechas por Matitiahu (Mt 1:23; 2:6)1 implicaban un cumplimiento literal, pero esta cita no implica un cumplimiento literal. ¿En qué sentido, entonces, el viaje de Ieshua a Egipto cumple lo que Adonai había dicho a través del profeta?

Para responder, debemos entender las cuatro formas básicas de interpretación de la Escritura utilizadas por los rabinos. Estas son:


(1) P´shat (“simple”), el sentido directo, literal del texto, más o menos lo que los eruditos modernos quieren decir por “exégesis histórico-gramatical”, que tiene en cuenta la gramática del lenguaje y el entorno histórico como contexto para decidir lo que un pasaje quiere decir. Los eruditos modernos con frecuencia consideran que la exégesis histórico-gramatical es la única válida para tratar un texto. Pero los rabinos tenían otras tres formas de interpretar la Escritura, y su validez no era excluida de antemano, sino en relación con la validez de las presuposiciones implicadas.


(2) Remez (“sugerencia”), en la cual una palabra, frase u otro elemento del texto sugieren una verdad no transmitida por la forma p´shat. La presuposición implicada es que Eloha puede sugerir cosas que los escritores mismos de la Biblia no eran conscientes.


(3) Drash o midrash (“búsqueda”), es una aplicación alegórica u homilética de un texto. Esta es una especie de eiségesis, leer los pensamientos de uno en el texto, en oposición a la exégesis, que es extraer del texto lo que en realidad dice. La presuposición implicada es que las palabras de la Escritura pueden ser provisión de grano para el molino del intelecto humano, el cual Eloha puede guiar a verdades que no están directamente relacionadas con el texto.


(4) Sod (“secreto”), una significación mística o secreta a la que se llega operando los valores numéricos de las letras hebreas, cayendo en la cuenta de deletreos inusuales, trastocando las letras, y cosas por el estilo. Por ejemplo, dos palabras, cuyos valores numéricos equivalentes de las letras sumen la misma cantidad, son buenas candidatas para revelar un secreto a través de lo que Arthur Koestler en su libro de la mente inventiva llama “biasociación de ideas”. La presuposición implicada es que Eloha inviste de sentido los detalles más minuciosos de la Escritura, aun a las letras individualmente.


Las presuposiciones que subyacen a remez, drash y sod expresan obviamente la omnipotencia de Eloha, pero también expresan su amor por la humanidad, en el sentido de que por amor escoge medios extraordinarios para alcanzar el corazón y las mentes de la gente. Al mismo tiempo, es fácil ver como se puede abusar de remez, drash y sod, porque permiten, o más claramente, requieren interpretación subjetiva; y esto explica por qué los académicos, que trabajan con el mundo objetivo, dudan en utilizarlos.


Estas cuatro formas de trabajar un texto se recuerdan por la palabra hebrea “PaRDeS”, un acrónimo formado con las iniciales; significa “huerto” o “jardín”.

¿Qué está, entonces, Matitiahu haciendo en este pasaje? Algunos afirman que está utilizando inapropiadamente la Escritura torciendo el significado en su contexto de lo que Hoshea escribió para aplicárselo a Ieshua. Tal acusación es válida solo si Matitiahu trabajase con p´shat. Porque no hay duda que el p´shat de Hoshea 11:1 se aplica a la nación de Israel y no a Ieshua.

Algunos creen que Matitiahu está haciendo una aproximación drash, haciendo un midrash en que ve al Mesías en un versículo que se refiere a Israel. Muchos rabinos utilizan el mismo procedimiento. Los lectores de Matitiahu, entonces, no encontrarían este proceder objetable.


Sin embargo, pensamos que Matitiahu no está haciendo una eiségesis sino dándonos un remez, una sugerencia acerca de una verdad bien profunda. Israel es llamado hijo de Eloha desde tan temprano como lo es en Shemot (Ex) 4:22. El Mesías también es presentado como hijo de Eloha unos versículos antes en Matitiahu (1:18-25), reflejando pasajes del Tanaj tales como Ieshaiahu 9:5-6(6-7)2, Tehilim 2:73 y Mishle (Prov) 30:44 De esta forma el Hijo iguala al hijo: el Mesías es igual con, es uno con la nación de Israel. Esta es la profunda verdad que Matitiahu está sugiriendo denominando la ida de Ieshua a Egipto un “cumplimiento” de Hoshea 11:1.

Esta realidad, de que el Mesías Ieshua representa y está íntimamente identificado con el pueblo de Israel, es un aspecto corporativo extremadamente importante del Evangelio generalmente olvidado en el mundo occidental orientado al individualismo. El individuo que cree en Ieshua viene a unirse con él y es “inmerso” (bautizado; véase 3:1) en todo lo que es Ieshua (véase Hch 2:385), incluyendo su muerte y resurrección, de manera que su naturaleza pecadora es vista como muerta, y su nueva naturaleza, fortalecida por el Espíritu Santo, es vista como viva (Rm 6:3-66:).


De manera semejante, exactamente como esta identificación íntima con el Mesías se mantiene para el individuo, así también similarmente el Mesías se identifica e incorpora a la Israel corporativa y nacional. Ahora es solo porque Ieshua se identifica con el pueblo judío, el Israel Nacional, el “olivo” en que los gentiles creyentes han sido “injertados” (Rm 11:17-24), por lo que él se puede identificar con toda razón con la Comunidad Mesiánica, la kehilah, como “cabeza del Cuerpo” (1 Cor 11:3; Ef 1:10,22; 4:15; 5:23; Col 1:18; 2:19)7 y “piedra angular” del edificio (Mt 21:42; Mr 12:10; Hch 4:11; Ef 2:20; 1 Ke 2:6-7)8.

Los lectores actuales de la Biblia, utilizando la “exégesis histórico-gramatical”, ignoran todas las formas de interpretación excepto p´shat, desechándolas como eiségesis.

Esta es una reacción a la tendencia de los "Padres de la Iglesia" desde el siglo segundo hasta el octavo de hacer alegoría de todo, un error que probablemente resultó de su intelección equivocada de las limitaciones, y por tanto el abuso, de las otras tres aproximaciones rabínicas a los textos.

Pero como el Nuevo Pacto es un libro judío, escrito por judíos dentro de un contexto judío, y el contexto judío del primer siglo incluyó las cuatro formas de tratar los textos bíblicos, Matitiahu sabía perfectamente bien que Hoshea no se estaba refiriendo a Ieshua, ni a un mesías, ni siquiera a un individuo. Sin embargo, él captó que puesto que Ieshua de manera profunda aunque recóndita incorporaba a Israel, su regreso de Egipto rehacía de una forma significativa espiritual el Exodo del pueblo israelita.

Puesto que el remez y el p´shat tienen diferentes presuposiciones de solo una de ellas puede esperarse el cumplimiento de una profecía que sea diferente a un cumplimiento literal, por remez. En Mt 1:23 y en Mt 2:6 el sentido directo y literal del texto, el p´shat, basta para mostrar como las profecías se cumplen, pero en este sentido no es el caso en este versículo.


La frase, “lo que Adonai había dicho por el profeta”, quita nuestra atención al profeta mismo y la coloca en Eloha que habló a través de él. Permite entender al lector que Adonai pudo haber dicho más de lo que el profeta mismo entendió cuando escribió.Esta frase prepara al lector para la posibilidad de que detrás del p´shat de Hosheahubiera un remez de Eloha para ser revelado en su tiempo y se rindiera credibilidad almodo “PaRDeS” de interpretación.


El reconocimiento de que hay cuatro formas de exégesis judía resuelve mucho de la controversia respecto a cómo ciertos pasajes en el Tanaj deben ser interpretados. Por ejemplo, la mayoría de los cristianos dice que Ieshaiahu se refiere al Mesías, y algunos(aunque no todos) judíos tradicionales dicen que se refiere a Israel. Pero si hay una identificación mística entre el Mesías y el pueblo del cual el Mesías es rey (una idea ampliamente expuesta por el bien conocido teólogo cristiano Karl Barth en su Church Dogmatics), entonces se desvanecen los conflictos interpretacionales, reconociendo que ambas partes tienen su parte de la verdad total.


Más aún, la idea de que el Mesías personifica o está identificado íntimamente con Israel es algo propio judío. Primero que todo, lo vemos en el mismo Tanaj. Compare Ieshaiahu 49:3 (“Tú eres mi siervo Israel, en quien seré glorificado”) con Ieshaiahu 49:6 (“¿Es poco que tu seas mi siervo…para restaurar el remanente de Israel?”). El siervo es a la vez Israel y aquel que restaura a Israel, esto es, el Mesías.


En el Capítulo 12 de The Messiah Texts de Rafael Patai cita Pesikta Rabbati 161-162, donde el Mesías es llamado Efrayim (un nombre que simboliza a Israel) pero es al mismo tiempo presentado como quien carga los sufrimientos de Israel.


De forma semejante el trabajo del siglo trece que es la medula del acercamiento místico judío llamado Kabbalah, el Zohar (2:12a), liga el sufrimiento del Mesías con el de Israel. Patai también nos recuenta la historia del rabí Najman de Brastlav del siglo XVIII del virrey y de la hija del rey, añadiendo que la mayoría de los intérpretes entienden que el virrey representa tanto a Israel como al Mesías sufriente.


En resumen, el Mashíaj, como Israel, también es llamado ‘Ben Eloha’ (Is.9.5-6; Sal.2.7) y todo lo que él hace es lo que Israel debe hacer, él sin duda es un guía para Israel, cuando YHWH dice a Iaaqóv (Israel) en Breshit 46:4 “Yo descenderé contigo a Egipto y Yo también ciertamente te subiré”, esta ‘subida’ de Egipto no solo hace referencia a la Redención de Egipto por Moshéh (Shmot 4:22), sino que también hace referencia de la Final Redención por el Mashíaj (Midrash Shmot Rabah 3.11,12), en otras palabras la salida de Egipto que hizo Ieshua HaMashíaj, es la salida de Egipto que debe hacer Israel, la salida del Egipto ‘espiritual’. El Zohar (II, 8b-9b) conectando la Redención Mesiánica con la salida de Egipto cita al profeta Mijáh (Miqueas) 7.15: “Como en los días de tu salida de Egipto, haz que veamos tus milagros”.


En la terminología de Rab Shaul muchos eventos de la historia de Israel son “sombra de lo que ha de venir” (Col 2:17)9, es decir son prefiguraciones o tipos, y la llamada de Israel a salir de Egipto fue una profecía del líder de Israel a salir de esa tierra.


Aquellos que lean esto deben, en sus pensamientos, no sólo mirar atrás al cumplimiento histórico de la salida de Israel de Egipto, sino mirar hacia adelante; que lo que ha sido será de nuevo (Ecc 1:9). Tenga en cuenta, que nada es nuevo para los hijos de Eloha. Es verdad que estuvieron en Egipto, en una tierra extraña, en una casa de servidumbre; pero salieron. Los padres de Ieshua y Ieshua se escondieron en Egipto, pero no se quedaron allí. Todos los elegidos de Eloha, siendo por naturaleza hijos de ira, nacieron en un Egipto espiritual y en la conversión fueron efectivamente llamados a salir afuera. Se pudiera objetar contra Ieshua que hubiera estado en Egipto. ¿Acaso el sol de Justicia (Mal 4:2) no debe surgir de esa tierra de oscuridad? Pero esto demuestra que no es cosa extraña; Israel fue traído de Egipto, para avanzar a los más altos honores; y esto es para hacer lo mismo.


Hay una tradición judía en el Talmud que Ieshua "sacó consigo artes mágicas de Egipto en una incisión en su cuerpo" (Shab 104b.). Este intento de atribuir los milagros de Ieshua a una agencia satánica, nada tiene que ver con Matitiahu, más aún parece que pudo haberle llegado a él ese intento, así que uno de los objetivos de este relato pudo haber sido combatirlo10.




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